Aceite de oliva versus coco y girasol
El consumo de aceite de oliva ayuda a prevenir enfermedades crónicas ante las campañas de promoción del aceite de coco, una grasa sin evidencia científica que confirme su impacto beneficioso en la salud de las personas.
Así lo han comprobado investigadores del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad de Jaén (UJA) que estudiaron los efectos de tres dietas grasas a base de aceite de coco, girasol y oliva virgen extra sobre el tejido adiposo, el metabolismo y la inflamación.
Este proyecto de investigación busca oponerse a las dietas caracterizadas por una alta ingesta de calorías, grasas saturadas y azúcares. Para llevar a cabo el trabajo, el equipo de científicos de la UJA realizó un análisis comparativo del efecto de las tres dietas altas en grasas, aceite de oliva virgen extra, aceite de girasol y aceite de coco, en tres grupos de ratones.
En particular, se buscaba obtener evidencia científica sobre el impacto real del aceite de coco en la salud, dado que las nuevas tendencias favorecen su consumo como la fuente más saludable de grasa vegetal. En este sentido, algunos artículos no científicos habrían influido decisivamente en la creación de este estado de opinión, respondiendo a intereses económicos empeñados en promocionar determinados aceites desprovistos de «evidencia científica».
De este modo, este estudio pretendía conocer los efectos de cada una de estas grasas sobre el metabolismo, el estado inflamatorio y sobre el tejido adiposo.
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Disminución de la leptina
Entre los resultados obtenidos, una dieta rica en aceite de coco provocaría una disminución de la leptina, la hormona de la saciedad. Esta disminución no ayudaría a reducir el apetito, sino que provocaría unas ganas constantes de comer.
Esta hormona también está relacionada con el sistema inmunológico y la termogénesis, es decir, el proceso de producción de calor en el cuerpo del individuo, que ayuda a quemar la grasa acumulada. La disminución de leptina también está asociada a determinadas patologías como la lipodistrofia.
Por otro lado, las dietas que utilizan AOVE aumentan la leptina, favoreciendo un estado antiinflamatorio, lo que Gaforio cree muy interesante para prevenir enfermedades crónicas. Otro de los resultados obtenido corrobora que el Aceite de Oliva Virgen Extra tiene un efecto termogénico, que evita que el cuerpo humano acumule grasa.
Los resultados de esta investigación confirmarían, por tanto, que no todas las grasas son igualmente saludables porque tienen un impacto inmunometabólico muy diferente entre ellos.
El estudio, publicado recientemente en la revista Molecular Nutrition & Food Research, estuvo dirigido por el profesor de inmunología de la UJA, José Juan Gaforio.